• Como sociedad necesitamos cambiar la cultura de “un golpe” por un “diálogo cierto”: Angeles Gutiérrez
•Esta es una reforma legislativa que tiene la vocación de transformar decisivamente la realidad cotidiana, no sólo en el futuro inmediato, sino señaladamente para generaciones futuras: Pilar Ortega

En Sesión semipresencial, el Pleno de la Cámara de Diputados, aprobó con 466 votos a favor, el dictamen que reforma la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para prohibir el castigo corporal y humillante como método correctivo o disciplinario a niños, niñas y adolescentes.

La promovente de la iniciativa, la diputada Angeles Gutiérrez Valdez, señaló que se plantea que los menores tendrán derecho a recibir orientación, educación, cuidado y crianza de su madre, su padre o de quienes ejerzan la patria potestad, tutela, guarda y custodia, así como de los encargados y personal de instituciones educativas, religiosas, de salud, de asistencia social, sin que sean víctimas del castigo corporal o trato humillante; por el contrario, con respeto dignidad e integridad humana.

“Las comisiones dictaminadoras reconocemos que, en nuestro país, el castigo corporal y humillante continúa siendo una de las formas de crianza y disciplina que prevalecen en los diversos entornos en donde las niñas, niños y adolescentes crecen, conviven y se desarrollan, y que genera en ellos efectos adversos en las dimensiones físicas, cognitivas, emocionales y conductuales, incluso de forma permanente y con consecuencias en el entorno familiar, escolar y social”; precisó.

Asimismo, expuso que el dictamen es claro en señalar las lamentables cifras emitidas por diversas instancias de seguridad, salud, asistencia social que muestran que la violencia corporal ejercida existe y continua en aumento, siendo una obligación urgente que debe de ser atendida a través de políticas públicas claras y eficientes en los tres ámbitos de gobierno.

Por su parte, al fundamentar el dictamen, la diputada Pilar Ortega mencionó que diversos estudios científicos han comprobado como los castigos corporales y los tratos humillantes son el germen inicial para desarrollar una sociedad violenta.

“No hay insulto pequeño ni golpe suave, la violencia es una sola y cuando se normaliza desde edades tempranas, por supuesto, que se convierte en una conducta aceptable para las personas en el largo plazo. Quizá esa es una de las múltiples respuestas para la pregunta sobre las causas de la terrible crisis de violencia exacerbada que vivimos como sociedad y como país, violencia que, sin duda se ha visto exacerbada todavía más por la pandemia en la que estamos hoy inmersos”, agregó.

Además, indicó que esta reforma deberá detonar un cambio significativo en el modelo de educación de niñas, niños y adolescentes, ya que es un ejemplo de cómo se pueden establecer modelos prohibitivos y restrictivos sin llegar a la utilización del monopolio del uso de la violencia que se ejerce a través del derecho penal.

Enfatizó en la importancia de ponerle fin desde su etapa más temprana, “a aquella que afecta con severidad a nuestras niñas, niños y adolescentes, esa violencia que es marcadamente más dolorosa cuando la sufrimos como un efecto ya común en nuestra sociedad y que hoy estamos invitados a erradicar y a dar por terminada”, agregó.

Al finalizar, comentó que aún hay un largo camino por recorrer para posicionar la importancia de la prevención de la violencia y para concientizar a la sociedad en la relevancia de cortar la cadena de violencia que nos lacera como nación.

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