Ciudad de México.- Después de 25 años, se consiguió el nivel de inversión más bajo, como porcentaje del PIB. Con la crisis económica de 1995, la inversión representó 15.8% del PIB y en 2020 fue el 17.3%. Muy lejos del 23.1% que se registró con Carlo Salinas de Gortari en 1994.

La diferencia entre la inversión de Salinas y la de López equivale, a valor presente, a unos 74 mil 200 millones de dólares. Los datos del Inegi revelan que desde un año antes de la pandemia del coronavirus, la inversión en México disminuyó.  Incluso, muestra que, en la historia económica del país, hasta el momento, sólo dos gobiernos han reportado dos años consecutivos con descenso.

Con Vicente Fox, derivado de la crisis de las empresas “puntocom” del 2000 en Estados Unidos, en el bienio 2001-2002 la inversión en México disminuyó 7.3% y 2.3%, respectivamente. Con López, antes de la pandemia disminuyó 4.7% en 2019 y con el coronavirus, en 2020, se desplomó 17.8%.

En el periodo, 2018-2020, los cinco sectores con mayor impacto fueron: franquicias con una baja de 22.3%; fabricación de muebles, colchones y persianas con -23.1%; fabricación de maquinaria con -28.0%; construcción de obras de ingeniería civil con -31.2% y fabricación de vehículos con -31.4%.

Para algunos especialistas, derivado del uso intensivo de la mano de obra y efecto de arrastre en otras industrias, la construcción (de obras de ingeniería civil) es resultado de la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco. Con esto, han señalado, se mantiene apagado el motor de crecimiento económico interno.

Por su parte, en la fabricación de vehículos, con 25 empresas globales participando, es el principal motor de crecimiento externo de México, a través de las exportaciones.

Así, es la incertidumbre la que afecta a la inversión privada, la que genera empleos. El ataque de López a las empresas privadas y la mayor injerencia del Estado en la economía con empresas como Gas Bienestar, Banco del Bienestar, Internet Bienestar (CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos), y la política energética, ahuyenta la inversión.

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