[vc_row][vc_column][vc_column_text]Chihuahua, Chih., El investigador en criminología, José Carlos Hernández Aguilar, señaló que en la actualidad siete de cada diez familias viven en desintegración o son hogares disfuncionales, lo que ha provocado que haya niños y adolescentes con resentimiento y odio social, que a su vez llegan a derivar en actos atroces como 0el homicidio de sus propios familiares.

“Es lo que se llama atrocidades humanas, los menores en esta situación llegan a cometer crímenes con extrema violencia, como una forma de llamar la atención a la figura de autoridad, porque entre más impacto tenga en la sociedad, más placer les produce”, aseveró.

Agregó que el “más grande testimonio de la doble moral se palpa en los propios hijos, quienes en muchas ocasiones provienen de hogares disfuncionales o desintegrados y esto abona para que se cultiven o nazcan niños con resentimientos y odio social, sin empatía a la dignidad humana”.

Agregó que los casos en que los menores cometen crímenes, tienen un fondo multifactorial, “cada vez se van incrementando exponencialmente, y sin ser fatalista, irán en aumento por la fuerte intolerancia de menores” a cualquier autoridad, desde la familia.

El experto señaló que en la actualidad muchos tutores, mamás y/ o papás no ponen un freno a sus hijos desde pequeños, aunado a esto los menores presentan estados superlativos de ansiedad.

En gran parte, agregó, se presenta el llamado “síndrome del espejo”, en el que los niños y niñas que pasan horas jugando videojuegos violentos replican lo que aprenden a través de las pantallas, “les parece fácil llegar a cometer lo mismo que ven en los juegos”.

Agregó que a la fecha existe un marcado poder por parte de “la cultura del irrespeto”, a través de un filiarcado (poder contra padres) proveniente de hogares disfuncionales o desintegrados.

“Podemos hablar de que todo esto forma un cóctel de factores detonantes para que se presenten conductas delictivas, incluyendo los homicidios”.

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