Sorprende el cinismo y la hipocresía. Sorprende que se den golpes de pecho pero actúan como los mafiosos a los que tanto criticaron. Morena es el reflejo de la perversión política, de llegar al poder por llegar, del quítate tú para ponerme yo, pero siguiendo todo igual.

La alianza electoral entre MORENA, PT y Partido Verde para el 2021 es la antesala de las mismas prácticas que aplicaba el PRI en sus mejores épocas. Esas técnicas tienen que ver con nutrir a partidos satélites a través de coaliciones, es la vieja usanza de alimentar a los parásitos para que sirvan como brazo armado, conseguir mayorías o acaparar el escenario político.

Lo de MORENA no debería sorprendernos ni decepcionarnos, pero es ineludible no sentirnos engañados. Durante tantos años nos vendieron la cantaleta de ser la esperanza de México y ahora se convirtieron en la esperanza de los partidos parásitos para sobrevivir.

A nuestra mente regresan las escenas donde el Verde se entregaba a los brazos del PRI, como un grupúsculo con características similares a la de una organización criminal que concibe el poder como una empresa familiar.

Esta alianza que anunció Alfonso Ramírez Cuéllar debería ser un aliciente para que la oposición eleve su nivel. La pretensión de Morena y sus aliados, según sus propias palabras, es fortalecer el proyecto de transformación del Presidente. Omiten mencionar que lo único que se transforman son las siglas y el tiempo, porque Morena sigue recogiendo y usando la misma basura que el PRI.

No cabe duda que el poder desnuda, MORENA renunció con esta coalición a ser la esperanza de México para convertirse en el basurero político de nuestro país.

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