La elefanta de 50 años, que fue maltratada desde que era una cría en varios circos de Chile, realizó un largo viaje de cinco días por aire y tierra hasta llegar al santuario de Brasil, donde está en libertad.

Desde el domingo, convivió por primera vez con ejemplares de su mism especie y disfrutará de un hábitat que reproduce las condiciones en las que habitan los elefantes libres de Asia y África.

Scott Blais, director del Santuario de Elefantes de Brasil explicó: “Esta misión está completada. Está aquí. Ramba finalmente está aquí. Docenas y docenas de personas se unieron para cambiar su vida. Y misión cumplida. Ha sido un gran éxito”.

Blais reconoció que la travesía fue todo un reto. Tuvieron que superar numerosos obstáculos y controlar los nervios.

“Es la vez que más preocupado he estado por el traslado de un elefante, pero incluso así, cuando vino aquí y salió, me pregunté si tanta preocupación era realmente necesaria. Creo que dejé que mi miedo se apoderara un poco de mí. Fue una buena lección y ella lo hizo muy bien”, explicó Blais.

Ramba se sobrepuso a las dificultades del trayecto por carretera, sobrevoló los Andes y llegó al santuario el domingo. Ese día, salió por voluntad propia de la caja en donde fue transportada desde Santiago de Chile.

Y después de 50 años de inmensa soledad, pudo interactuar por primera vez con dos miembros de su especie, Maia y Guida, a las que se acercó de forma tímida.

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