Hermosillo, Sonora.- El derrame de 40 millones de litros de sustancias tóxicas en los ríos Bacanuchi y Sonora, causado por la mina Buenavista del Cobre en agosto de 2014, no sólo provocó afectaciones en la salud de 381 personas reconocidas oficialmente, pues al menos otras mil personas también padecen los estragos de esta tragedia ambiental, se informó durante una visita de funcionarios federales a la entidad.

Aunado a ello, dieron a conocer que un mes después de la catástrofe se registró un segundo derrame, del que no se había informado y que por tales hechos los habitantes de la cuenca consumen agua contaminada con plomo, cadmio, mercurio y arsénico.

Enviados por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el director del Instituto de Salud para el Bienestar, Juan Ferrer, y el titular de la Comisión Federal para Atención contra Riesgos Sanitario (Cofepris), José Alonso Novelo, realizaron un recorrido por el Hospital General de Ures y la Clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), para iniciar un plan inmediato de atención a las víctimas.

Durante esta inspección, Joel López Villagómez, director de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental de Sonora (UVEAS), informó a los funcionarios federales que hay al menos mil casos más de personas afectadas en su salud, aparte de las 381 reconocidas inicialmente.

Los padecimientos, detalló, son afecciones dermatológicas que son remitidas al centro de salud pública de la comunidad, debido a la incapacidad del UVEAS de atender a los pacientes.

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