Madrid.- El Real Madrid ya es adicto a las remontadas, a esas narrativas épicas como la que lo tiene en la Final de la Champions League tras vencer 3-1 (6-5 global) al Manchester City en el Estadio Santiago Bernabéu.

El sueño de la 14 está más vivo que nunca y ahora sólo queda en el camino el Liverpool, al que retará el 28 de mayo en París, rival al que ya le ganó una Orejona apenas hace cuatro años.

Rodrygo se disfrazó de Karim Benzema y por ello el Real Madrid consumó otra remontada, quizá más dramática que la de Octavos contra el PSG o la de Cuartos ante el Chelsea. El brasileño anotó los goles del milagro al 90′ y 90’+3′, esos que forzaron a tiempo extra después de aquel gol de Riyad Mahrez al 73′.

La anotación del argelino había sido un témpano de hielo en cada lugar donde existiera un madridista, tanto en el Santiago Bernabéu como, por ejemplo, en la Viewing Party de HBO en Lomas de Chapultepec.

Sólo el cuadro español era capaz de una resurrección de este tamaño, primero cuando Rodrygo se anticipó al portero Ederson, a pase de Benzema, y después con un cabezazo letal tras un centro de Dani Carvajal.

Sólo el Madrid está hecho para estas gestas.

En la prórroga, Benzema fue fauleado en el área por Rubén Días, penal que el propio francés capitalizó y con el cual consumó su tercera diana en esta serie contra los Citizens.

Sobra decir que una vez más el Bernabéu fue un manicomio. Este Madrid ya se hizo adicto a eso de las volteretas.

Pero esa gesta no sólo se explica por la noche mágica de Rodrygo o por la espectacular temporada de Benzema, sino también por el enorme Thibaut Courtois que evitó goles cantados de Jack Grealish y Phil Foden, uno con el pie y otro estirándose cuan largo es para desviar con la diestra.

En esta serie, los Citizens tuvieron ventaja de dos goles en tres ocasiones: estuvieron arriba 2-0, 4-2 y 5-3, este último al comienzo de la compensación del segundo juego. De ese tamaño es la remontada del cuadro blanco.

A pesar de que el City tuvo opciones para una goleada de antología, carece de ese espíritu que ni todos los petrodólares compran, de esa jerarquía exclusiva de clubes como el Real Madrid.

No importa que Vinícius Junior fallará frente a la portería al comienzo del segundo tiempo o que Pep Guardiola sea considerado el mejor técnico del mundo (aunque ganó su última Champions en 2011). El club más ganador de la historia hizo que, en cada rincón del planeta, retumbara el ¡Hala Madrid!

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