El 4 de marzo de 2008 arrestaron a los hermanos Luis Alfonso, Simón y José Regino González Villarreal, acusados de narcotráfico.

La captura ocurrió en fábrica de parque industrial de Senai, ciudad de Johor, Malasia.

Por el delito que les acusaban los sentenciaron a muerte en el 2012, por medio de la horca como lo marcan las leyes de dicho país.

En el lugar del arresto la policía encontró 29 kilos de metanfetamina, valorados en 15 millones de dólares.

Pero el sultán Ibrahim de Johor les concedió el perdón como gesto de amistad con México, por lo que en septiembre del 2018 modificaron la pena y los sentenciaron a cadena perpetua, aunque modificaron la pena a 30 años de prisión.

Este pasado 10 de mayo regresaron al país luego de que les dejaron libres, donde familiares los recibieron.

De 30 años en prisión a los que fueron condenados purgaron 11 años.

La Secretaría de Relaciones Exteriores de México reconoció la acción humanitaria del sultán en Malasia para conmutar la pena de muerte a los tres narcotraficantes.

Los hermanos aseguraron ser inocentes y denunciaron que los usaron como “chivos expiatorios” porque no hablaban malayo y no tenían cómo defenderse.

“A hacer todo bien, a empezar una nueva vida primeramente Dios. A empezar de nuevo, pero bien, es una experiencia vivida que realmente no se lo deseo a nadie ni al peor enemigo”, afirmó uno de ellos.

“Es un milagro estar aquí, es como volver a nacer”, continuaron.

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