[vc_row][vc_column][vc_column_text]El último ejemplo de las posibles consecuencias del calentamiento global lo tuvimos este viernes, cuando se desprendió de la Antártida un iceberg masivo, de una superficie superior a la ciudad de Nueva York.

El iceberg gigantesco mide alrededor de mil 270 kilómetros cuadrados, 56 kilómetros cuadrados más que la superficie total de la ciudad estadunidense mencionada y 225 kilómetros cuadrados menos que la Ciudad de México.

Se creó tras desprenderse de la Plataforma de hielo Brunt, muy cerca de la base británica Halley Research, según explicó este sábado la cadena CNN, que citó un comunicado de la propia estación de Reino Unido, abreviada BAS, donde trabajan 12 personas, menciona la cadena estadunidense.

La noticia no sorprendió a los científicos de la base británica, pues llevaban años estudiando las fisuras y grietas que se estaban formando en la plataforma Brunt, que mide alrededor de 150 metros de alto y es plana.

Una gran grieta, tan grande que los científicos la nombraron Grieta Norte, empezó a moverse en dirección hacia otra gran fisura en noviembre de 2020, y fue creciendo a un ritmo de un kilómetro al día en enero, hasta que, finalmente, se separó completamente de la plataforma y empezó a flotar en el océano.

En un video publicado a mediados de febrero, una avioneta sobrevolaba en paralelo a la Grieta Norte, y pudo mostrar la enorme extensión de la misma, que se extendía hasta el horizonte.

De hecho, los científicos estaban tan preparados para que sucediera esto, que la BAS se movió más adentro en el continente en 2016 por precaución, y restringió el trabajo del personal al verano antártico, ante el temor de que su estación quedara atrapada en un iceberg que se separara del continente, lo que complicaría mucho una evacuación, especialmente en el duro invierno de la Antártida.

El BAS, sin embargo, fue prudente en su comunicado, y aseguró que “los cambios en el hielo en Halley son un proceso natural, y no hay una conexión con la separación que vimos en la Plataforma de hielo Larsen C, ni ha evidencia de que el cambio climático haya jugado un rol principal”.

Esta formación, además, no es nueva. En 2017, un iceberg aún mayor se formó tras desprenderse un fragmento de la Plataforma de hielo Larsen C. Este iceberg terminó flotando por mar abierto durante 2020, hasta que recientemente se descompuso en el mar.

Aunque este desenlace es positivo para islas o poblaciones remotas que pudieran verse amenazadas por la llegada de un iceberg así, demuestra el problema que suponen para el planeta estos sucesos, pues son millones y millones de metros cúbicos de agua nuevos en el océano, que elevan el nivel de las agua.

CRÓNICA[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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