El pasado viernes tuvimos un diálogo con el Gobernador de Chihuahua. Me invitaron y acepté. El problema es que muchos grupitos partidistas actúan como mafias, les enerva que personas ajenas a esos pequeños clanes opinemos e incidamos en la opinión pública, se sienten dueños de la democracia.

En el PAN Chihuahua se ha desatado el chisme y la grilla a niveles insospechados. En el diálogo citado y en el programa Punto Central, aclaré que ningún espacio en el que colaboró lo voy a convertir en ring político o chisme de lavadero. Por eso expongo aquí argumentos sociales de mi apoyo a la reforma ciudadana que está por presentar Javier Corral. Este texto es parte de lo que dije el pasado viernes en ese diálogo que se transmitió en redes y le dio comezón a tantas cúpulas partidistas.

Es un error cuando se dice que esta reforma es de Javier Corral o del PAN. Es un error tildar esta reforma como política, esta es una reforma ciudadana, es la reforma de los desplazados, de las personas comunes  que vemos la política desde las gradas, resignados a ver como las mismas familias y los mismos nombres se reparten las candidaturas como si fuera un simple intercambio mercantil.

No hemos dimensionado que Chihuahua puede acabar con la selección de candidatos a modo, podemos acabar con el dedazo, las tómbolas, las rifas entre compas, los premios al compadre o el estimulo adquirido por apellido o antigüedad en el partido.

Dicen muchos espantados que costará mucho dinero, yo solo invitaría a que hiciéramos un cálculo,  ¿cuánto dinero se pierde cuando llegan personas corruptas, ineptas o cuando llegan por dedazo para cumplir negocios?

Es muy natural que haya tanta resistencia al cambio, es inherente cuando hablamos de poder y dinero.  Dicen que no son los tiempos, cómo si existiera un calendario preciso  para reformar el poder y extender la democracia, si fuera así, ahorita ni las mujeres podrían votar.

En esta reforma ciudadana se deba discutir cada punto y cada coma. Se debe consultar y debatir con todos los sectores, sin excluir a nadie, que se hable con todos los partidos y que se inunden las redes con más espacios como este.

Seamos sinceros, ¿Fíjense quiénes se han pronunciado en contra de la reforma ciudadana? Los que están acostumbrados a actuar como pequeñas mafias o pandilleros, todavía ayer escuché al partido del trabajo, al verde y a morena decir que votarán en contra, bajo la premisa que no son tiempos de pensar en eso, cuando llevan ausentes y de vacaciones toda la pandemia.

En esta reforma las reglas tienen que ser parejas y claras. No podemos derrochar dinero, habrá que ajustarse, hay que buscar extendernos a las diputaciones locales y federales, garantizarle a las mujeres el poder que les corresponde pero sin mañas o trucos,  creo fundamental que se incluya la reducción de regidores y que también sean elegidos directamente, ese dispendio y ociedad administrativa también se tienen que eliminar. Que se integren obligatoriamente la representación indígena y de diversidad sexual.

Necesitamos evitar a toda costa que los malandrines vuelvan al gobierno, que ya no vuelvan los que ponían agua en vez de quimioterapias, que dejen de llegar los que hacen bancos con dinero público y los que se robaban  las medicinas, que se alejen de la política los codiciosos y vengan los que quieran construir comunidad y gobernanza.

La memoria política es efímera, pero recordemos algo:

Hace 4 años Chihuahua era sinónimo de tranza, corrupción y ratería política. Ahorita la agenda pública está tapizada de democracia y participación ciudadana, ahora tenemos en las manos la oportunidad de consolidar a nuestro estado como el epicentro democrático de México.

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