«La escala de los desafíos futuros es asombrosa», advirtió. Para extender una ayuda de 2 dólares por día a sólo dos terceras partes de la gente que la crisis de Covid-19 dejará con un ingreso de 1.9 dólares –el umbral de pobreza extrema para el Banco Mundial– se necesitarían 70 mil millones de dólares por año, «mucho más allá de la capacidad financiera del Grupo del Banco Mundial o de cualquier otra agencia de desarrollo», puntualizó.
En ese sentido, Malpass volvió sobre el tema que marcó la agenda de estas Reuniones con el FMI: una eventual crisis de deuda soberana, efecto de las medidas de financiamiento que ha requerido la pandemia.
A expensas de los pobres del mundo
Sobre el limitado respaldo que ha tenido la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda a países más pobres, Malpass subrayó que «no se debe permitir que los acreedores privados y bilaterales no participantes se aprovechen del alivio de la deuda de otros. Ciertamente no a expensas de los pobres del mundo».
Por lo que, de nueva cuenta, pidió que tanto acreedores como deudores transparenten las deudas y extiendan los plazos para reanudar el pago.
Al respecto, Kristalina Georgierva, directora gerente del FMI, explicó que en el organismo a su cargo se espera que los niveles de deuda de 2021 aumenten alrededor de 125 por ciento del prroducto interno bruto (PIB) en las economías avanzadas, 65 por ciento en los mercados emergentes y 50 por ciento del PIB en países de bajos ingresos.
Países de ingreso medio y bajo
Aunque los niveles de deuda en los países de ingreso alto se perfilan a crecer más, en muchos de ellos la tasa de financiamiento llega a ser negativa. En los países de ingreso medio y bajo, no. Es más costoso para estos últimos el crédito.
Georgieva dijo que de nueva cuenta –tal como en el acto que los fundó– el FMI y el Banco Mundial se encuentran en un «momento Bretton Woods». Una pandemia que ya ha costado más de un millón de vidas y una pérdida de producción equivalente a casi 11 billones de dólares, sólo este año, implica la reconstrucción de los modos de producción, empezando por virar al cambio climático como eje.