Hidalgo.- Con 28 años de edad, un policía de Hidalgo estuvo a punto de morir tras recibir un disparo en la cabeza.

«Dentro de los 8 años que llevó de servicio esto es lo más grande, más fuerte que he pasado, si he tenido enfrentamientos con armas de fuego y unas situaciones de riesgo, pero no, no tanto así vividas como como ahorita», explicó el agente.

El uniformado, fue uno de los elementos que acudieron al llamado de la sucursal bancaria de la ciudad de Pachuca en la que el pasado lunes un sujeto armado amenazó con detonar un arma en el lugar.

«Yo solo recuerdo que esta persona viene caminando directamente hacia donde estábamos nosotros y yo lo que hago es cubrirme y en ese momento, segundos después comienzo a sentir lo que es un malestar en la zona de la cabeza del lado derecho, me toco la cabeza, ya tirado en el suelo y reviso hacia la mano y comienzo a ver prácticamente lo que es sangre», expresó el policía.

De inmediato recibió atención por parte de los paramédicos de la Cruz Roja y fue trasladado al Hospital General, el proyectil que estuvo a punto de penetrar el cerebro, se conserva en su cabeza para evitar daños mayores.

«Por el momento ahorita voy a permanecer en revisiones, chequeos y de acuerdo a lo que se vaya dando se va a ir calificando mi situación como tal… pues sí es algo un poco diferente, digamos este a lo mejor por momentos como que me quedo pensando o me duermo estando despierto, pero sean así como que un recordatorio por lapsos pequeños, pero de ahí en fuera o sea no he tenido mayor complicación como tal», agregó el elemento.

El policía es originario del Valle del Mezquital y fue capacitado para enfrentarse a situaciones impredecibles, pese a nunca perder el temple, tuvo temor de no volver a ver a su familia.

«Pues sí se comienza a sentir esa adrenalina esa tensión de en cualquier momento puede suceder cualquier cosa… he vivido varias situaciones de menor y mayor riesgo, la mayoría se han logrado controlar y pues soy un oficial que tiene una familia, tengo mi esposa tengo una hija y prácticamente por ellos son los que todavía sigo trabajando y le sigo echando ganas al trabajo», concluyó.

El proyectil en la cabeza del policía, mantendrá presente el recuerdo del ataque que sufrió esa tarde; consciente del riesgo que implica desempeñar su trabajo, el elemento de la policía estatal no abandonará lo que un día fue su sueño y hoy es una realidad.

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