Ciudad de México.- La contingencia sanitaria no detiene las labores del INAH en los terrenos del aeropuerto de Santa Lucía.

En los últimos meses se han hallado en la zona huesos pertenecientes a más de 60 mamuts, a los que expertos del Instituto aplicarán tratamientos de conservación para estudiarlos y posteriormente exhibirlos en un museo que se perfila en el sitio, informó Pedro Francisco Sánchez Nava, titular de la Coordinación Nacional de Arqueología.

Estos restos óseos son, hasta ahora, los únicos de megafauna y mejor preservados que se han encontrado en el área, pero también los hay de otros animales del pleistoceno: camélidos, bisontes, peces, aves.

Además se identificaron 15 enterramientos prehispánicos de agricultores -según los primeros indicios-, depositados domésticamente y acompañados de ollas, cajetes y figurillas de barro, como la de un perro. Y antes ya se había hallado cerámica de la época teotihuacana, coyotlatelco, tolteca y mexica (REFORMA, 29/04/2019).

Los ejemplares de mamuts pertenecen a la especie Mammuthus columbi, abundante en Norteamérica durante el Pleistoceno, era geológica concluida hace 12 mil años, e incluyen a machos, hembras y crías.

Es probable que murieran atascados en el lago, debido a que su profundidad variaba y llegaba a desecarse, hasta convertirse en un espacio pantanoso.

Sánchez Nava no descartó la posibilidad de que esta megafauna fuera conducida al lugar  por el hombre, como ocurrió en el cercano Tultepec, donde se localizaron trampas colocadas por cazadores.

«Pero esto no podemos afirmarlo hasta no tener la certeza a través del análisis de los propios huesos y de las herramientas que pudieran estar asociadas a los contextos y los hallazgos», dijo en entrevista.

Hasta ahora, las osamentas no presentan huellas de cacería humana o acomodos antropogénicos. Sin embargo, no se descarta tampoco que los humanos hubieran aprovechado estos animales una vez que quedaban atascados en el fango.

Armar el rompecabezas

Desde octubre pasado el INAH comenzó a recabar restos de mamuts en las excavaciones para la torre de control y en el área destinada para las pistas del futuro Aeropuerto General Felipe Ángeles, proyecto prioritario del Gobierno que no suspendió obras por la pandemia de Covid-19.

«Los (vestigios) de mamuts son los mejor constituidos. De las otras especies se han identificado apenas algunos restos y, como son huesos disgregados, es difícil determinar la cantidad (de ejemplares), pero con los huesos de mamuts se ha podido ir armando el rompecabezas y hacer una contabilidad que supera las seis decenas.

«El número puede crecer a medida que continúe la exploración y el trabajo de gabinete, de ir armando este rompecabezas», explicó Sánchez Nava.

En la zona trabajan unos 30 arqueólogos y tres restauradores.

«Estamos en la etapa de exploración, pero también hay conservadores y restauradores que nos apoyan para la limpieza de los restos, sus embalaje, y los primeros pasos para su conservación. Una vez hecho eso se efectuarán estudios para conocer paleodietas -lo que comían-, eventuales patologías, talla y sexo, entre otra información que permite averiguar los motivos de su extinción hace 10 mil años», detalló.

Con estos datos puede completarse la historia cultural del Valle de México durante el pleistoceno.

Al concluir los estudios restaurarán y armarán las osamentas de la megafauna para mostrarlas al público en la antigua hacienda de Santa Lucía, propuesta por el INAH como museo de sitio integrado al aeropuerto.

La presencia de restos prehistóricos en el lugar se explica por el dominio que tuvieron allí los lagos Xaltocan y Zumpango, cuyos márgenes, provistos de vegetación y recursos alimenticios, atraían a la fauna.

Estas mismas aguas salinas abastecieron a las aldeas teotihuacanas asentadas hace mil 800 años: podían pescar, cazar aves y producir sal. Otros grupos aprovecharon también el entorno para establecerse posteriormente.

Sánchez Nava aclaró que los huesos de mamuts corresponden a distintos momentos y áreas de exploración. Una de ellas se localiza en lo que fue la orilla del Lago de Xaltocan, donde se hallaron las osamentas mejor integradas, a diferencia de las encontradas en partes más profundas del antiguo lago.

Los hallazgos no retrasan las obras del aeropuerto, aseguró el experto.

«Hemos hecho lo mismo que en otras obras: confinar los espacios donde surgen y que la obra continúe en otros frentes. Una vez que se termina la exploración, que se recuperan de manera ordenada y sistemática los vestigios y los contextos, se da paso a que la obra continúe donde quedó suspendida temporalmente».

Hasta el momento, el INAH ha abierto 23 frentes de exploración en los terrenos, con respaldo logístico y financiero de la Sedena.

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