Washington— La mayoría de los aspirantes a la nominación presidencial del Partido Demócrata rechazaron aprobar el texto actual del nuevo Tratado de Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) a menos de que se endurezcan las condiciones laborales y ambientales.

Firmado el jueves por 16 de los 23 aspirantes demócratas a la Casa Blanca -incluidos Joe Biden, Elizabeth Warren, Beto O’Rourke, Kamala Harris y Bernie Sanders- el compromiso para oponerse al actual texto del T-MEC fue presentado por una coalición de grupos laborales, ambientales y consumidores.

«¿Está de acuerdo en que la versión revisada del…TLC…no debe ser promulgada a menos y hasta que sean añadidas condiciones laborales y ambientales duras con un mecanismo de cumplimiento rápido y seguro así como la remoción del lenguaje sobre monopolios farmacéuticos que amarra precios altos de medicinas?», establece la pregunta de la coalición presentada a los demócratas.
Con sólo 13 días disponibles en el Capitolio para que pueda ser ratificado antes del receso de agosto, el futuro del T-MEC depende de negociaciones de la Casa Blanca con la mayoría demócrata en la Cámara Baja, bajo el mando de Nancy Pelosi, sobre las condiciones laborales y ambientales
Según la coalición de grupos estadounidenses conocida como la Campaña para el Comercio Ciudadano (CTC, en inglés), 16 de 23 aspirantes demócratas contestaron de manera positiva a la pregunta de rechazar los términos actuales del T-MEC firmado en noviembre de 2018.
«Yo me opongo al TLC 2.0 (el nuevo T-MEC) y votaré en contra en el Senado a menos que el Presidente (Donald) Trump reabra el acuerdo y produzca un mejor acuerdo para las familias trabajadoras estadounidenses», dijo Elizabeth Warren, Senadora demócrata por Massachusetts.
El resto de los aspirantes demócratas que apoyaron la campaña en contra del actual texto del T-MEC incluyó también a Cory Booker, Pete Buttigieg, Julián Castro, Bill de Blasio, Kirsten Gillibrand, Mike Gravel, John Hickenlooper, Jay Inslee, Tim Ryan, Eric Swalwell y Marianne Williamson.
Desde sus negociaciones originales a principios de la década de 1990, los grupos sindicales, de medio ambiente y de consumidores han estado opuestas al aún vigente Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), por supuestamente aprovecharse de la laxitud de las leyes mexicanas.
A diferencia del actual TLC firmado en 1993 -donde los temas laborales y ambientales son parte de acuerdos paralelos-, el actual T-MEC incluye los temas laborales y ambientales como parte del texto central del acuerdos sujetos a todos los mecanismos de solución de disputas disponibles en este.
Los demócratas en la Cámara Baja han insistido poder incluir un mecanismo de cumplimiento de las normas laborales y ambientales como requisito para apoyar el T-MEC, pero la Administración Trump y el Gobierno mexicano han pedido detallar cuál sería la propuesta para incluir.
Apenas ayer, la Embajadora de México en EU, Martha Bárcena aseguró en un foro del Woodrow Wilson Center que la preocupación demócrata de un mecanismo de cumplimiento de las normas laborales quedó resuelto con la creación de tribunales laborales en la reforma laboral de mayo.
El resto de los aspirantes demócratas que apoyaron la campaña en contra del actual texto del T-MEC incluyó también a Cory Booker, Pete Buttigieg, Julián Castro, Bill de Blasio, Kirsten Gillibrand, Mike Gravel, John Hickenlooper, Jay Inslee, Tim Ryan, Eric Swalwell y Marianne Williamson.

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