Xóchitl, es hoy o jamás.

La candidata del Frente Amplio por México dijo en algunas entrevistas al inicio de la campaña formal por la presidencia de la república, que las encuestas no representaban la realidad, que las encuestadoras estaban presentando datos a modo para Claudia Sheimbaum, sin embargo hace falta salir a la calle 5 minutos y conversar con la gente para darse cuenta que la ventaja de la morenista es clara.

Sin embargo, Xóchitl, sin reconocer la realidad argumentaba que el día que saliera la encuesta del periódico reforma, tendríamos datos «más confiables» pues… la encuesta salió, y los datos no son ni mucho menos alentadores para Gálvez, el reporte estadístico la pone 24 puntos por debajo de Claudia.

No sorprende el hecho de que Reforma también coincida con las otras encuestadoras, lo que no deja de llamar la atención es la actitud de la candidata de la oposición, tratando de construir una narrativa que refleje un escenario mágico donde la ciudadanía va con ella, pero no quiere decirlo.

Mención aparte merece Santiago Creel, que por si usted no lo sabe, es el coordinador de campaña del Frente Amplio a nivel nacional. Totalmente gris, sin apariciones públicas, sin presencia. Pero ¿a quien se le ocurre poner de su coordinador a la competencia? Recordemos que Creel ,a principios del proceso, acarició la idea de ser el candidato.

De Movimiento Ciudadano podemos aprender una lección, aun estando en el último lugar, tienes mucho que perder si no tomas las mejores decisiones, después del berrinche de Samuel García, llegó Alvarez Mainez a demostrar que es lo que no debe hacer un candidato, «salud por eso»

Poco o nada de emoción se percibe en la ciudadanía, con competencias tan disparejas, ya no son los tiempos de las sorpresas, de las elecciones obscuras donde las personas definíamos nuestro voto de forma aislada, las redes sociales han abierto la ventana para percibir de forma general las intenciones y las apatías.

Sin duda, si la campaña de Xóchitl no da un giro notable, con un mensaje inteligente y deja de jugar al emprendedor político, dandose cuenta de que es la candidata a la presidencia y no la senadora ocurrente que se vestía con una botarga y llegaba en bicicleta la congreso, su viaje acabará mal y pronto, en unos 70 días.

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