Ciudad de México.- En 2005, Estambul alojó una de las Finales más memorables de la Champions League. Ese mismo año, Pep Guardiola fichó con los Dorados de Culiacán.

 La Final del torneo de clubes más importante no regresó más a Turquía, hasta hoy que el Manchester City y el Inter de Milán disputen la Orejona.

 Desde entonces, Pep hizo de su apellido uno de los más ilustres en la historia del futbol, con 34 títulos como técnico, incluyendo los dos de Champions con el Barcelona.

 Sólo que en siete años al frente de los Citizens, Guardiola aún les debe su primera Orejona.

 «Estoy seguro que seré juzgado por esta competencia», dijo, apenas en marzo.

 El City, que ha invertido miles de millones de euros para conquistar la Champions, ha caído de todas las formas posibles: por el criterio del gol de visitante, por la intervención del VAR y fallas de sus estrellas en el área chica, por remontadas de Ripley, pero si acaso tiene una oportunidad inmejorable esa es precisamente hoy, en un juego al que llega invicto tras 12 partidos disputados.

 Además, tiene en Erling Haaland a una máquina de goles, no por nada le dicen el «Androide». El noruego suma 12 anotaciones, ocho arriba del único que puede arrebatarle el título de goleo.

 En las apuestas, en la opinión de los expertos y en el entorno, el Inter de Milán (tres veces campeón de Europa) luce como la víctima. Al menos tiene en el portero camerunés André Onana (quien por ello no fue convocado al juego de hoy contra México) al más atajador de esta Champions, con 45 paradas.

 Sólo que el Estadio Olímpico Atatürk está hecho para lo increíble. Hace 18 años ahí se gestó «el milagro de Estambul» cuando en seis minutos el Liverpool empató el juego tras una desventaja de tres goles ante el Milán, para después coronarse en penales. Una vez más en esa sede, un equipo inglés y un italiano se matan por la gloria.

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