Chihuahua.- El 30 de Julio de 2017 Linda Torres vio por última vez a su hijo Alan Eduardo Cárdenas Torres, dos meses después un extraño mensaje apareció en su bandeja de redes sociales, “No me busques mamá, ya estoy muerto”, advertía el texto.
El mensaje hacía referencia de que había sido asesinado. Angustiada ella insistió: ¿Eres tú, hijo?, pero no tuvo respuesta.
Alan despareció en Nombre de Dios, la última vez que lo vieron en el área de las canchas de la colonia, cerca de donde vivía su abuela. Tenía 25 años. Durante el siguiente año y medio la familia no cesó su búsqueda, interpuso una denuncia ante la Fiscalía pero la carpeta de investigación jamás se movió. Durante meses las autoridades no lo buscaron.
Pero en diciembre del 2018 una decena de restos óseos fueron localizados en la sierra de Nombre de Dios, y el pasado 19 de abril los análisis periciales determinaron que correspondían al joven desaparecido.
La madre de Alan, al igual que Norma Ledezma, dirigente de la organización Justicia para Nuestras Hijas, acusan que en la Fiscalía el expediente durmió “el sueño de los justos” pues no se siguieron los protocolos de investigación necesarios para dar con su paradero.

EL ORIGEN DE LOS MENSAJES
Los mensajes que Linda Torres recibió durante los primeros meses de desaparición, resultaron ser escritos por una mujer que decía tener información sobre lo que había ocurrido con Alan.
“Me dijeron que le hicieron muchas cosas feas y ya está muerto”, le confesó a la madre. No se identificó ni le reveló quienes lo habían hecho, pero le insistía en que no lo encontraría con vida.
En su desesperación  Lidia acudió nuevamente a la Fiscalía General del Estado, para informar sobre estos mensajes y pedirle a la autoridad que investigará sobre este hecho. Le  dijeron que lo harían, pero mintieron.
El no saber el paradero de Alan, trastocó la vida de la familia.
“Anoche estaba pensando en ti, si estabas durmiendo bien, comiendo bien…no podía dejar de llorar esta angustia crece día con día. Le pedí a mi padre Dios que me dejara volver a verte sólo una vez más. No sé si estas vivos, y sufriste mucho, y si te hicieron algo o cosas muy feas ese es mi dolor el no saber si estas bien”, escribió en julio su hermana.

SU PARADERO, UN SECRETO A VOCES
Conforme los meses avanzaban, y las autoridades no investigaban, un nueva información llegó a oídos de Linda Torres. El cuerpo de su hijo Alan había sido dejado a espaldas del cerro el Colorado, Sierra de Nombre de Dios.
Una vecina se lo dijo, “lo comentan en el barrio”, le aseguró.
De nueva cuenta acudió a la Fiscalía, pero tampoco tuvo respuesta. Desesperada, la familia se organizó y realizaron por lo menos cuatro rastreos por la zona donde les habían dicho se encontraba Alan Eduardo, pero no lograron dar con el supuesto cuerpo.
Le llegaron también rumores de quienes presuntamente lo habían desparecido, y esos mismos datos los aportó a las autoridades.
Ellos le informaron que había hecho entrevistas y los presuntos solo respondían que no sabían nada. Pero el expediente ni siquiera estaba activo.

UNA CARPETA DURMIENDO EL SUEÑO DE LOS JUSTOS
A finales de agosto del 2018, tras cumplirse un año de la desaparición Linda Torres acudió a la agrupación “Justicia para Nuestras Hijas”, en principio buscaban sólo apoyo en la difusión de la pesquisa,  pero finalmente recibieron asesoría legal y seguimiento.
Norma Ledezma, dirigente de la agrupación comentó hoy que al tomar el caso detectaron que la fiscalía no había hecho nada caso a pesar de contar con información precisa entregada por la familia del desaparecido.
“No lo tomo en serio, La Fiscalía cometió una violación a los derechos humanos al no realizar la búsqueda del joven”, dijo.
“Sentí una grande angustia, desesperación, dolor y me volví loca, más porque no investigaron”, expresó ayer en entrevista la madre de Alan.
A través de Justicia para Nuestras Hijas, se obligó a la Fiscalía para que se activara la investigación en septiembre del año pasado.
Por primera vez se tomaron en cuenta los datos aportados por la familia.

EL HALLAZGO DE LA OSAMENTA
El 18 de diciembre de 2018, tres meses después de reabrir la carpeta, se realizó un rastreo en la zona de la sierra de Nombre de Dios y a espaldas del área de esparcimiento conocido cono Las Conchitas se encontraron los primeros restos óseos de una persona, justo por la zona donde la familia había buscado el cuerpo del joven.
No estaban enterrados, sino expuestos.
“Nosotros pasamos por ahí cuando lo buscamos, y no los vimos. Cuando la fiscalía acudió por primera vez, enseguida los localizaron”, dijo Linda.
El ADN de los familiares y el extraído a los restos fue cotejado y el 18 de marzo de este año la prueba resultó positiva. Se trataba del Alan Eduardo Cárdenas Torres.
Su cuerpo fue entregado ese mismo día, para darle sepultura. Habían trascurrido 20 meses desde su desaparición.
Los responsables de su homicidio aún no han sido identificados.

EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA DESAPARICIÓN DE ALAN
Hoy se cumplen dos años desde que Linda vio por última vez a su hijo. La madre del joven aún duda de que se trate de él, porque también le habían dicho que los presuntos secuestradores se lo llevaron a la sierra.
Sin embargo, una tumba lleva grabada el nombre de su hijo, y suenan las palabras que Linda Torres escribió para recordar la fecha de la desaparición de Alan:
“Miro al cielo deseando poder verte, pero no alcanzo a ver nada más que las estrellas.
Pero al cerrar los ojos recuerdo todos los momentos que viví contigo y esa hermosa sonrisa resplandeciente que nunca olvidare.
Con una pequeña sonrisa y una lagrima mirando al cielo doy gracias por ese amor, por ese cariño que me diste, siempre te extrañare pues siempre me harás mucha falta, pero quiero pensar que donde quiera que estés ahora estas bien, quiero estar tranquila de que estas con las personas que te aman como Yo a Ti, jamás me olvidare de ti siempre estarás en mi mente y en mi corazón, solo aun no me resigno, no se me quita esta idea de que me has dejado muy pronto, aun me cuesta aceptar… cuesta mucho seguir con un dolor y una tristeza tremenda y es que nos faltó mucho por vivir, por hacer cosas juntos. Solo deseo y anhelo de todo corazón que en donde estés tengas paz y tranquilidad y que estés feliz al lado de las personas que se nos han adelantado al igual que tú.
Siempre te amé y por siempre lo hare.
No perderé la esperanza sé que esto no es el final, seguiré adelante en este camino por la familia y por ti, seguiré viviendo, me quedan tus recuerdos y tu amor me guiara no sé cuánto tiempo, pero sí sé que algún día te alcanzare en tu cielo para estar juntos siempre por toda la eternidad.
Hasta pronto y hasta siempre solo espérame algún día te alcanzare y te abrazare como nunca y te diré cuanto te extraño”.

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